Los que hayan viajado a Japón se habrán dado cuenta de que existe un problema con los turistas que dan de comer a los ciervos, y no comida precisamente. Los desperdicios que dejan, en forma de bolsas, resultan letales para los que los japoneses consideran como «mensajeros de los dioses».
De los 1.300 ciervos que se encuentran en la popular ciudad de Nara, varios han muerto ya a causa de la ingesta de estas bolsas de plástico. Se encontraron hasta cuatro kilos de basura en los cuerpos sin vida de estas criaturas. No obstante, todo tiene solución, y los nipones son muy dados a encontrar medios para resolver problemas existentes.
¿Cuál es? Fácil: crear bolsas que los ciervos puedan digerir, de forma que no hagan daño a su sistema digestivo. Varias empresas han colaborado durante el último año para crear unas bolsas hechas de pulpa reciclada de cartones de leche y de salvado de arroz (este último es uno de los ingredientes de las galletas saladas que ofrecen los turistas a los ciervos: los shika senbei).
Hasta el momento se han fabricado 3.500 bolsas, con el objetivo de proteger a estos animales, que al fin y al cabo suponen uno de los principales reclamos turísticos de Nara. ¿Qué os parece? ¿Creéis que la iniciativa dará resultado? ¿Y qué nos decís del turismo? ¿No sería mejor concienciar a estas personas, o lo veis complicado?
FUENTE: The Guardian