El gobierno japonés ha tomado una decisión con respecto al millón de toneladas de agua contaminada que se encuentra almacenada en la central nuclear de Fukushima: echarla al mar. Sin embargo, es una decisión que podría tener consecuencias catastróficas para los pescadores de la zona, así que el debate está abierto.
El vertido de estas aguas, que se encuentran almacenadas en un total de mil tanques, comenzaría en 2022 como pronto y llevaría varias décadas hasta que se completase el vaciado. En concreto, se estima que llevará entre 30 y 40 años. Otras opciones alternativas al vertido contemplan la evaporización del agua y la construcción de más tanques, aunque los mandatarios nipones no parecen estar por la labor.
La opción que prima es la de echar el agua contaminada al Pacífico, algo con lo que están en contra no solamente los pescadores (que estaban trabajando para mejorar su reputación en la zona contaminada), sino Corea del Sur. Según fuentes surcoreanas, expulsar el agua contaminada al océano podría tener efectos muy nocivos para la flora marina.
Por supuesto, en caso de expulsar el agua contaminada al mar, se hará de forma diluida para evitar males mayores. De igual manera, el hecho de hacerlo en un largo plazo de tiempo tiene que ver con la intención de ser lo menos agresivos posible con la naturaleza. Veremos en qué queda todo al final, pero parece que la decisión ya está tomada.
FUENTE: The Guardian