El mokushoku es un término japonés para definir el acto de no mantener ningún tipo de conversación mientras se come, y por supuesto no hacerlo de frente a otros compañeros. Ya sabéis cómo son en Japón, tienen una palabra para cada cosa. Pues el caso es que esta conducta adquirió una especial relevancia con la irrupción del coronavirus, puesto que se impuso a los niños japoneses -principalmente en los colegios- para evitar la propagación del virus.
Ahora, con la caída de casos de COVID-19 en Japón, el mokushoku se dejará de lado para permitir que los niños vuelvan a socializar como lo hacían antes. Así que los pequeños que en primaria (a partir de 6 años) tuvieron que adherirse a este peculiar «código del silencio», ya podrán hablar. Eso sí, siempre manteniendo unas recomendaciones, como hacerlo con un bajo tono de voz.
Los escolares japoneses acostumbran a comer en sus respectivas aulas, y ha supuesto desde siempre un acto muy especial, por significar un momento para compartir con los compañeros. No obstante, mientras que hay padres que aplauden la medida, hay otros que dejan ver cierto escepticismo, puesto que consideran que se está levantando la restricción de forma prematura.
Hay que mencionar que, debido a la descentralización de Japón, dividida en prefecturas, cada región está adoptando sus propias medidas. Por tanto, existen lugares donde las restricciones seguirán existiendo. No obstante, se insta a que se utilice el sentido común, y que se tenga en consideración los pros y contras de seguir manteniendo la norma del mokushoku, con potenciales efectos negativos sobre la vida social de los niños en Japón.